El cerro del Bú, el primitivo Toledo
Hablar del cerro del Bú es hablar de los albores de una civilización que se asienta en Toledo, un pequeño montículo para una humanidad que vivió y se defendió mucho tiempo antes de la ciudad que conocemos hoy. Estas ruinas nos hablan de los primeros asentamientos que albergó, de los usos que le dieron, transformándose y reutilizándose a lo largo de los siglos.
Un yacimiento arqueológico que es posible visitar gracias a su recuperación por el Consorcio de la Ciudad de Toledo, el arqueólogo Juan Manuel Rojas y la dirección arquitectónica de Joaquín López López.Se han podido datar dos fases principales de ocupación histórica, una primitiva ocupación prehistórica durante la Edad del Bronce (2000 a.c.) y otra posterior medieval sobre el s. X. El lugar domina el río Tajo y claramente tiene un fundamento defensivo de control de paso del río, además sus tierras son fértiles y regadas por el arroyo de la Degollada que lo abraza desde la ladera sureste.
Podemos acceder al yacimiento del cerro del Bú, a través de un camino empedrado que se puede encontrar señalizado metros antes de llegar a la ermita del Valle
Durante esta primera ocupación del cerro y según las evidencias encontradas, existían cabañas construidas de piedra y adobe que han ido derrumbándose ladera abajo con el paso de los años. Es posible observar multitud de estas piedras por toda la ladera del cerro y que se extienden prácticamente hasta el arroyo. Era importante, dada la gran pendiente que tiene el terreno, construir muros de contención y terrazas que contuviera estos desniveles. Algunos incluso servían de pared para algunas de las cabañas.
El cerro del Bú
Una vista del cerro del Bú, algunos años antes de su recuperación.
En el recorrido es fácil seguir el itinerario marcado gracias a las delimitaciones y las placas informativas que encontramos en la zona.
Existe un sendero para subir cómodamente al cerro y reducir su gran desnivel. A la derecha de la ladera este es posible contemplar el arroyo y el puente de la Degollada.
Detalles de colocación de los restos de la muralla defensiva.
La ladera oeste se encuentra defendida de forma natural por grandes rocas de granito que forman paredes verticales que bloquean este acceso.
Poco a poco se fue deshabitando el cerro del Bú y los pobladores se trasladaron al otro lado del río. Pero el cerro volvió a tener protagonismo en la Edad Media, con la construcción de una fortificación defensiva. Una Toledo rebelde al califato de Córdoba provocaba frecuentes levantamientos y este lugar se posicionó muy ventajoso para controlar militarmente estos problemas y el paso por el río. De una manera poco cuidada y con lo mínimo para mantener cierta solidez en el tiempo se construyó una doble muralla dotada de torreones cuadrangulares que funcionaban también como contrafuertes. Se levantaron con zócalos de piedra de un metro aproximadamente y encima con encofrados de tapial.
De estos restos de ocupación lamentablemente sólo se conserva la muralla este. Los habitáculos que servían para resguardo y almacenamiento eran de planta rectangular, con accesos independientes desde un patio central, probablemente con un tejadillo protector al encontrarse vestigios de tejas en esta zona.
Unas interesantísimas recreaciones del arqueólogo Juan Manuel Rojas, que nos hablan del posible aspecto que tuvo el cerro a lo largo de sus periodos históricos más representativos.
Desde el cerro es posible tener esta vista de la legendaria Casa del Diamantista.
Es posible ver algunos agujeros en el granito que sirvió para alojar los maderos que soportaran la estructura de estos alojamientos y sus techumbres.
Las paredes verticales que se levantan en la cara norte son un reto para los escaladores que frecuentemente pueden verse en esta zona del Bú.
En la noche del 17 de septiembre de 2016, la Asociación Fotográfica de Toledo iluminó el cerro del Bú para consegurir esta foto, gracias a la participación de multitud de socios que iluminaron con sus flashes este lugar.
Si vas a visitar el lugar, ten en cuenta que se trata de una zona arqueológica propiedad particular, por lo que debes de seguir estas normas:
- Respete el yacimiento arqueológico.
- Siga el itinerario marcado.
- No se permite estar en las zonas no señaladas.
- Los menores irán acompañados de un adulto.
- No arrojar basura ni desperdicios.
- Los visitantes deben tener en cuenta que acceden a un terreno montañoso.
- Prohibido el paso a todo tipo de vehículos.