Son muchos toledanos los que han oído hablar de la leyenda por excelencia de Toledo, la que habla de la Cueva de Hércules y el palacio encantado de Toledo. Una leyenda mítica y misteriosa, que pone fin al reino visigodo de Rodrigo con la entrada de los árabes a la península. Todo ello con una cueva como protagonista, un cofre y un pergamino que profetiza este inminente final.
La conexión de esa leyenda con esta cueva que os voy a mostrar es un misterio, en primer lugar por su distancia y en segundo lugar creo que por su claro origen. Hay investigadores a los que admiro mucho que defienden su vinculación con la leyenda, pero sinceramente no creo que se utilizara como escuela de magia como sostienen. Aunque estando ahí dentro no me extraña que se fraguaran estas historias ya que el lugar emana una magia y un halo de misterio muy difícil de explicar.
Las cuevas de Olihuelas se encuentran en una finca cercana a la población de Mocejón a pocos kilómetros de la ciudad de Toledo. No voy a desvelar el lugar exacto porque el lugar entraña un peligro de derrumbamiento, pero no está cercado ni cerrado, cualquiera puede pasear por esa zona (o eso me pareció) y entrar a este antro es relativamente posible si se conoce su ubicación exacta.
El entorno lo visitamos hace un par de años cuando estábamos preparando el libro Toledo Secreto, si no lo tenéis y os interesa podreis comprarlo aquí.
Parece ser que este lugar fue una antiquísima cantera, de la que ya se extraía piedra en épocas muy remotas, incluso según algunos textos parte de la fachada de la catedral y el hospital de Santa Cruz fue construido con el material extraído de este lugar. El entorno esta coronado de pequeños cerros de baja altura entre senderos y madrigueras de conejos, algunos de ellos huecos y con aberturas (derrumbamientos) que comunican a diversas partes de esta cueva.
La cueva o la cantera es en extensión bastante grande pero los derrumbamientos y subidas del nivel de suelo a causa de las filtraciones de material hacen que ciertos tramos sean inpracticables.
Por toda la cueva abundan las marcas como esta y muchos restos de cuerdas y velas para la orientación. De todos modos la estructura del lugar no es laberíntica, sencillas y largas galerías paralelas y perpendículares.
Un precioso animalito al que le fastidiamos la siesta, un impresionante lagarto de unos 40cm. de longitud.
A partir de este punto (a unos 50m del agujero por donde se accede) no pudimos continuar, el guano del murciélado era mareante y las galerías estaban colmatadas de bloques de piedra de los derrumbes del techo.
Un lugar que me atrapó desde mi niñez en la que soñaba con visitarla algún día. Lo que siento ahora es la pena de que un lugar como este no es considerado con la importancia que creo que merece, el misterio acompaña este lugar como los murciélagos que la pueblan.