La Mezquita de Tornerías
Gracias al arqueólogo Arturo Ruiz Taboada, tuve la suerte de visitar en profundidad y fotografiar los últimos hallazgos de la mezquita de Tornerías que, aunque pensábamos que estaba perfectamente estudiado, aún tiene mucho que contar.
Este lugar, hasta hace poco sede de un centro de promoción de la Artesanía, es sin duda un edificio singular y cuanto menos curioso. El espacio que ocupa está repleto de misterio, de capas y capas de historia y multitud de usos que lo convierten en todo un rompecabezas. Se ubica entre la toledana calle de las Tornerías y la plaza del Solarejo, en lo que en época medieval se llamaba Arrabal de Francos, el corazón de un barrio eminentemente comercial.
Destaca por su uso como mezquita en el siglo XIII, en plena época cristiana, aunque es muy probable que existiera otra más antigua en este lugar. Con una construcción similar basada en otra de las mezquitas más importantes de la ciudad de Toledo, la del Cristo de la Luz o de Bab al-Mardum, de época anterior. Además, la curiosidad de tener una disposición en dos plantas dado el gran desnivel de la calle. A su planta baja se accede por la calle de Tornerías, hasta hace poco era posible ver muestras de artesanía al utilizarse como espacio expositivo en los últimos tiempos.
Hasta aquí, todo más o menos claro, se creía que que la mezquita de tornerías estaba levantada sobre una construcción anterior romana, dada la presencia de arcos de medio punto que se pensaban que correspondían a una cisterna. El caso es que hasta hace poco, y con motivo de la supervisión de unas obras de rehabilitación de esta planta inferior de la mezquita, el arqueólogo Arturo Ruiz Taboada encontró motivos para pensar que en realidad se trataba de un edificio civil monumental de época tardoantigua (finales de época romana y comienzos de época visigoda).
Los arcos que componían este espacio, con grandes sillares de piedra organizado en cuatro naves se catalogaron como arcos de medio punto y por tanto romanos, pero en realidad, esto parece no ser cierto. Se trata de arcos de herradura, y fue por necesidades funcionales (mucho más práctico para ganar espacio) por lo que fueron picadas y eliminadas las impostas (los salientes de la base del arco). En estas fotos podemos ver en detalle.
También se ha comprobado que el depósito o cisterna fue posterior, construido mucho después en las dependencias de un edificio aún por determinar, que pudo ser desde las cuadras de un personaje importante, o los restos de un palacio.
Se suman los restos de las tiendas de una cofradía musulmana, y los muros de algunas casas que componían una desaparecida calle que existió a finales del XV.
Pero aún queda algo, mucho más antiguo y profundo, que Arturo se cuidó en avisarme para que no tropezara con el trípode y cayera. En medio de todo, una excavación a cinco metros de profundidad en la que se ha hallado unos restos de estructuras circulares de la habitación de un primitivo poblado carpetano, nada menos que de la segunda Edad del Hierro, unos 2500 años.
Toledo no deja ni dejará de sorprender, una ciudad viva hacia el futuro y rica hacia el pasado, esperaremos con atención que interesantes noticias nos trae.